miércoles, 9 de septiembre de 2009

Henri-Georges Clouzot (H. G. Clouzot)

H. G. Clouzot como se le suele conocer, fue director, productor y guionista del cine francés. Clouzot no es el típico director francés que podemos tener en mente, en sus películas no es relevante el lirismo, el humanismo ni si quiera el romanticismo, la mayoría de sus películas son auténticos thrillers, cargados de atmósferas angustiosas, sórdidas y sobre todo de suspense. Podríamos decir que ha sido uno de los pocos directores que le ha plantado cara en esto del suspense al maestro Hitchcock, y si Sir Alfred es considerado el absoluto maestro del suspense, Clozout lo sería sin duda del cine francés. Su cine no sólo se caracteriza por tener una estructura narrativa perfecta si no que gracias a su especial y particular visión del mundo, sus películas están cargadas de malicia, crueldad, avaricia, traición, envidia, los personajes siempre traicionan, explotan a otros, el amor carece de toda ternura y la amistad es frágil. Es una amarga visión de la vida, que seguramente estaba relacionada con su mala salud, llego incluso a pasar cuatro años en cama debido a la tuberculosis. Adquiere una reputación de director tiránico sobre todo con sus actores, a los cuales aterrorizaba para hacer que sacaran lo mejor de ellos mismos. Dirigió un total de trece largometrajes.

Esta semana voy a repasar las que para mí han sido sus cuatro mejores películas, Le Corbeau, En legítima defensa, El salario del miedo y Las diabolicas.

Nació en Nirot, Francia, el 20 de Noviembre de 1907 y su entrada en el cine surgió de la necesidad de encontrar un trabajo estable. Después de acabar sus estudios de ciencias políticas trabajo como periodista del “Paris-midi” y después fue secretario del músico Rene Dorin y más tarde como escritor para el cine. En 1931 debuta como director haciendo su primer cortometraje, llamado Le terreur des Batignolles. Pero una grave enfermedad lo mantuvo alejado casi diez años del cine, durante de los cuales 4 de ellos los paso en un sanatorio donde leyó numerosas novelas policíacas, que le servirían de inspiración para sus películas, incluso llego a decir “Todo se lo debo al Sanatorio, eso fue mi colegio, fue allí donde aprendí a leer y a escribir y donde vi como funcionan los otros seres humanos y yo mismo” hasta que en 1941 realizó su primer largometraje, El asesino vive en el 21. Y en 1943 realizó la que para muchos es su mejor film, El Cuervo película que fue producida por los nazis (como casi todas las películas de la Francia ocupada) y al acabar la guerra fue prohibida, acusada de ser una película colaboracionista, incluso Clouzot fue inhabilitado durante un tiempo.

Cuando volvió detrás de las cámaras encadenó una serie de grandes películas, donde destacan en 1947 En legitima defensa, en 1949 Manon y en su momento de mayor esplendor dirigió las que para mi son sus dos mejores obras maestras, en 1953 El salario del miedo y en 1955 Las diabolicas. Con El salario del miedo obtuvo el mayor reconocimiento de su carrera, ganando La Palma de Oro del Festival de Cannes de 1953 con Mención Especial para Charles Vanel, el mismo año gano El Oso de Oro del Festival de Berlín y en 1955 el premio BAFTA a la mejor película.

Aunque su película más conocida hoy en día sigue siendo Las Diabolicas, película que impacto mucho al mismísimo Alfred Hitchcock de tal manera que se sospecha que la famosa escena de la ducha de Psicosis esta basada en la escena de la bañera de Las Diabolicas, y que incluso “Hitch” hizo Psicosis para volver a obtener el reconocimiento de maestro del suspense después del grandísimo éxito de Las Diabolicas.

Después de tanto suspense Clouzot se tomo un respiro, realizando en 1956 un documental sobre la creación artística llamado El misterio de Picasso y convenció al excepcional músico Herbert von Karajan para realizar una serie de trece películas sobre los secretos de la composición musical, al final sólo se rodaron cinco, pero Von Karajan quedó impresionado por Clouzot. En 1957 rodó Los espías. La delicada salud le obliga a empezar a espaciar más sus películas, y no es hasta 1960 cuando realiza su siguiente película, La verdad y en 1968 su última película La Prisionera.

Clouzot murió el 12 de Enero de 1977 en Paris, desgraciadamente el gran éxito que obtuvo mientras vivió se fue perdiendo poco a poco después de su muerte, y hoy en día para muchos es un director todavía por descubrir.

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