Es una adaptación de la novela homónima de Albert Simonin, de la que se dice que tuvo un impacto revolucionario en la escritura de delincuencia francesa. Se estrenó en Paris en Marzo de 1954, donde no obtuvo un gran éxito. Marcó el debut de Lino Ventura en la pantalla. No toquéis la pasta es un claro ejemplo de las influencias culturales entre Francia y EEUU, en el ámbito cinematográfico, como por ejemplo en las películas de delincuencia francesa y gángsters, películas con las que los franceses y americanos se atribuyen la creación del cine negro. Lo que si es cierto, es que No toquéis la pasta allanó el camino a otras grandes películas francesas de robos al estilo americano, que se realizaron después de 1955, un ejemplo podría ser la famosa y gran película Du Rififi chez les Hommes (Rififi) de Jules Dasin.
Desde el final de Contrariamente al prototipo de héroe en las películas de gángsters, Max ha alcanzado ya un poder que en realidad no quiere o no necesita más, cuando tradicionalmente se muestra como los gángsters llegan al tope de poder y por ambición les desborda y lo llegan a perder todo.
La película se centra en Max que ha dado el que quiere que sea su último golpe, el robo de cincuenta millones de francos en lingotes de oro, el robo debió ser fácil, lo difícil será esperar el tiempo necesario para que el botín pase desapercibido y pueda ser vendido. En No toquéis la pasta a Becquer no le hace falta mostrar ni siquiera explicar el robo, simplemente se ve un informe en el periódico. El genio de Becquer prefiere centrarse decididamente en lo que viene antes o después de las acciones decisivas. Por eso podemos ver a Gabin y su socio del crimen, a medianoche en uno de los apartamentos de Max, como comen paté con tostadas y beben vino, y como luego se cepillan los dientes, y se reparten las camas y los pijamas tranquilamente en lo que es para mí la secuencia más memorable de la película.
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