Cuando se habla de los grandes directores franceses, casi nunca se nombra a Jacques Becker, probablemente por su escasa filmografía, pero con sólo trece películas, Jacques Becker para mí merece ocupar un puesto entre Renoir, Carné, Godard, Truffaut, etc. Porqué dentro de esos trece largometrajes hay algunas de las obras más artísticas, bellas y técnicas del cine francés, algunas muy influyentes, en directores, como lo reconoció el propio Truffaut, pero también en el propio cine francés como No toquéis la pasta o en el cine internacional como
El cine de Becker se caracteriza por el realismo y la técnica, es un director muy detallista, tiene la capacidad de construir dramas de una manera cautivadora y apasionante. Tiene una habilidad especial para dirigir a los actores con un equilibrio perfecto entre la psicología de los diálogos y la minuciosidad de la puesta en escena. También posee una un gran control del tiempo cinematográfico y al ver sus películas uno siempre siente que está viendo algo realmente auténtico. Estas semanas voy a hablar de las cuatro películas que me parecen más interesantes, La evasión, Los amantes de Montparnasse, No toquéis la pasta y París bajos fondos.
Nació el 15 de septiembre de 1906 en París, en una familia burguesa, su padre era el director de la empresa Fulmen y su madre que era de origen inglés, trabajaba en una casa de moda. Su familia viajaba regularmente de vacaciones al sur de Francia donde allí conoció alguna personalidad francesa, que eran amigos de la familia, como el director Jean Renoir o Paul Cezanne hijo del famoso pintor. Por cierto Jean Renoir era hijo del famoso pintor Pierre-Auguste Renoir.
Becquer trabajó entre otras cosas como camarero en barcos de crucero, que hacían la travesía Havre-Nueva York y uno de esos viajes en 1928 conoció a King Vidor, que le propuso trabajar como actor y director asistente, pero Becker decidió quedarse en Francia donde llegará a ser el asistente de Jean Renoir en los mejores años del director, entre 1932 y 1939. Empezó en la dirección en 1934 codirigiendo un cortometraje junto a Pierre Prevert, pero no fue hasta 1939 cuando se aventuró en solitario a dirigir una película, L´Or de Cristobal pero la abandonó en mitad del rodaje, y fue acabada por Jean Stelli. Después de este pequeño tropiezo, Jacques Becker pasó un año como prisionero de guerra, cuando regresó a París en 1942 consiguió realizar su primera película completa, Dernier atout. Becker bajo la ocupación alemana de Francia dirigió dos películas más de distinto corte, pero todas ellas basadas en un movimiento versátil de la cámara, en 1943 Goupi Mains Rouges y en 1945 Falbalas. Jacques Becker que destacaba por sus cualidades morales colaboró en el texto Cocos contra Corbeau para ayudar a Clouzot como ya conté en la entrada de Le Corbeau.
Después de
Jacques Becker ha demostrado sobradamente con sus obras que es uno de los grandes directores del cine francés, y que como hizo su hijo, el realizador, Jean Becquer hay que defender su prestigio y su valor artístico para que no caiga en el olvido.